“Durante mi infancia sólo ansié ser amada. Todos los días pensaba en cómo quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Sólo el orgullo me salvó” – Gabrielle ‘Coco’ Chanel.
31 rue Cambon. Para Coco, la importancia de aquella dirección parisina radicaba en que era donde quedaba la primera Casa Chanel y tan sólo su casa ‘social’, ya que su verdadero hogar era un departamento con vista a la Plaza Vendôme ubicado en el Hotel Ritz, lugar donde ella finalmente falleció.
Muchos la vieron como pionera del feminismo, crítica de los corsés, diseños recargados y sombreros enormes, amante de artistas, escritores y nobles, desde Stravinski, Picasso, hasta Románov. Pero lo cierto es que su genio, gusto exquisito por el lujo, por objetos supersticiosos, su visión y mezcla de referencias orientales y occidentales se ve hasta el día de hoy en 31 Rue Cambon, lugar donde nos dirigimos y la sentiremos desde otro punto de vista. Con ustedes, una parte de Mademoiselle Chanel.
Inspírate.
El cristal fue una de sus principales inspiraciones.
Superstición y misticismo. Gabrielle era de signo Leo, y la imagen de dicho animal la acompañó permanentemente.
Coco tenía un gusto exquisito por la cultura oriental y la fusión de aquellas que valoró hasta el final de sus días.
Para ella, las ranas con la boca abierta, daban suerte en el amor, las finanzas y la salud.
El centeno, como símbolo de prosperidad.
Algunos historiadores aseguran que los famosos espejos fueron colocados estratégicamente a su pedido, para que ella pudiera ver desde arriba las reacciones del público al mostrar sus colecciones.
Gabrielle ‘Coco’ Chanel